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29 de mayo de 2011

Amor y penumbra

A pesar de que al hombre lo ilumine el amor, algo oscuro será notable. Difícil suerte la del amante, vivir después de los relámpagos del corazón. Poco tiempo tiene el latido del hombre, poco tiempo tiene el hombre para sentirse vivo. Casi nada es la eternidad de lo perpetuo en las regiones del corazón, el hombre pide latidos y es insuficiente el instante. 
Pavorosa la última hora del amor, latir sin él luego de ser colmados en su mínimo momento. Algo de oscuridad lleva en nosotros la fortuna del encuentro, la penetración irreversible, el amarre de los huesos y sus raíces. Todo ser que nace busca encontrarse en otro. Suerte siniestra y dulce la del alma que se busca o encuentra en otro pulso.
 Así es, la criatura busca morada, refugio en otro pálpito. En la entrega ofrecemos nuestros miembros más frágiles para atraparnos con el otro en un total sentido de pertenencia. Breve el gozo que se arrinconará en nuestra memoria con penumbra y fuego. 

1 Reacciones:

Olga Barrios dijo...

Me gusta mucho el último párrafo.