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5 de enero de 2015

Los Días de la Caída

Están construyendo un puente y a uno de los obreros colgantes se le va una paloma de las que sostenían la cuerda para las maromas de la altísima construcción, el hilo se rompe porque pesa más el puente que la misma tierra. Entonces, obrero al aire sin pensar, cuerpo no habituado a elevarse tan lejos del cemento sin más... paloma suelta que ya no hace puentes, va lejos y la mirada que la buscaba hacia los cielos se resignó y se demoró millones de días para volver a abrir la boca con palabra. El cielo va sucediendo en la paloma y sigue, no hay puentes, en algunas estaciones de nubes imágenes congeladas por los tiempos de los monos sin plumas, se hacían como una variedad de ventanas y en cada nube emergía la imagen, sucedían así en cada recuadro: un dios en una habitación de espejos, unas flores de plástico llorando por la sed, un pez de espinas negras derritiéndose al sol, un perro cantando como un niño la canción de los que ya dejaron su silla y se fueron para donde no sabemos.
Suenan las trompetas y se derriten enseguida, llueven todos los versículos y el relato abandonado, no pudo ser como en los libros, pero el mono sin plumas quería tener esa certidumbre,que el final fuese así pero como el final no llegaba se inventaron el puente para llegar hasta arriba, y la paloma que se fue rompió los hilos con que se tejía la osada construcción y en inevitable caída del primer obrero a continuación todos los obreros y el puente, se dividieron en regiones del sol y de la luna, ninguno cayó al lado del otro.

*Los Días de la Caída, Ricardo Barrios T. / Relatos y latos.

28 de julio de 2013

El saludo de los monos verdes II

Segunda toma: 

Es difícil olvidar algo que se nos entrega sin preámbulos, aunque no faltan los amantes falsos que dicen el amor con toda medida pero un día se cansan de la frase romántica. Nosotros vamos a otro lugar, estamos terminando el ritual del saludo, vivos vegetales y oníricos desde la médula, nos moveremos por la calle que va al mar, volando, riéndonos de la estupidez que nos pone muecas y sinceridad: quiero quitarte la falda amor, tienes que andar desnuda por aquí para que la luna te llegue plena al centro de tus piernas. Cuando él diga eso ella lo va a mirar con una furia perfectamente controlada, es decir, estará totalmente lunática al intentar guardarse la reacción, va a sonreír y hará su mueca de menosprecio. Llegamos al parque frente al mar, entre árboles, luna, y unos pescadores que se veían desde el parque. No se podía negar que todo el amor estaba entre nosotros, jugamos en los columpios del parque, ya era medianoche, dos niñas y tres niños quedamos, los demás se acordaron de la edad y la fiebre adulta, se fueron por donde les era más cerca. Nos contamos dos hasta llegar a tres, queríamos esa noche, ver el amanecer y susurrar: que la luna te llegue plena al centro de tus piernas.

Siempre con los codos fríos porque caminamos hasta la casa de ella, su vestido manchado de mango y la mochila llena de frutas que recogimos en el camino. Tenemos que esperar, nadie debe asumir esto como una oportunidad, seguro que va a amanecer y alguien tendrá los codos heridos, otro perderá su porción de fruta, la luna.

5 de julio de 2013

El anónimo

Yo, animal pisador de asfalto... mientras me río con algunos amigos como hombre, pero poco me digo como hombre, lo mío no tiene nada de verbo ni adjetivos, si la poesía llega es por vía corporal, natural o silenciosa, toda Mujer lo sospecha así. Mejor busquen a cualquiera que se viste y se pone el sombrero para impresionar y díganle buscador de palabras, poeta romántico o esas cosas que llenan la boca de los críticos. Lo mío es lo de todos: vivir burlándome de mis flaquezas, gozando con lo imprevisto que es respirar y, así mismo, morir sin ni siquiera saber espabilar.

Papel Líquido - Blog: Ricardo Barrios

Papel Líquido, un blog para compartir lo que se siente y se piensa. 

Desde hace un tiempo me he entregado a la idea de que no hay que negarse nada para comunicarse y compartir lo que se siente y se piensa. No es por urgencia de reconocimiento que llega la idea de hacer exposición de algunos pensamientos porque precisamente lo que se he llegado a pensar durante este tiempo último de mi vida es que los significados no son creados por una cabeza pensante en su ilusoria individualidad. Los significados son tejidos diariamente en la espontánea expresión de las comunidades y eso, más allá de los valores culturales, tiene resonancia para quien la palabra debe ser expuesta como plural, diversa y compartida. Papel Líquido viene a través de ese compartir con los otros, con Nos-otros, en vínculo y pasión por lo que se aprende en comunión. 

Si la comunión mancha el espíritu o condena es porque su arte de religación está en conflicto, los tejidos deben renovarse y empezar a resignificar las labores en comunidad. De allí todo el aprendizaje, del mundo en conjunción de hechos y seres vivos, sucediendo y expuesto, tal vez, con toda la pasión, en Papel Líquido. No es tanto para el logro intelectual o para buscar la legitimación de lo que se expone allí sino para decirle a los amigos y a los que aceptan la apuesta por el vínculo de que se ha imaginado un camino y es el de la enseñanza y el aprendizaje cotidiano. Es decir, la educación que se activa sobre la idea del compartir nos ayudará a superar los hábitos de incomodidad, de dolor y violencia, para asumir que el corazón no debe aprender con cicatrices sino con palabras sanas, de liberación.



Ricardo Barrios Tejeda
Papel Líquido
Blog - 2013

10 de junio de 2013

El saludo de los monos verdes.

-Si te vas y no te vienes, por favor. 

Primera toma:

Uno podría decir cualquier cosa para comunicar algo simple y sólo podrían llegar a entenderte tus cómplices o tus prójimos más próximos. Si alguna de las chicas se va es porque no está plena en el grupo y cree necesitar algo más. Los seres humanos son animales de doble condición marcada: nómada y doméstico. Yo podría seguir mirando y seguir diciendo con cualquier palabra algo simple: quiero que te vengas conmigo sin invitarte a más que eso, sin pensar luego en la venganza o el currículo social. Soy más bien sensible y nada romántico. Podría cerrar mi boca con tu espalda ancha bajo mi deseo predicado. ¿Quién dijo que el mal está condenado? El bien es el que se ha dedicado al tiempo para hablar de la culpa y el pecado. Pero el mal no hace evangelio, el mal nos hace otros. Quién va a liberarme si no eres tú, cazadora que busca extraviarse en alguna fábula que no tenga nada que ver con el bien o la ruta correcta. No sabe lo más alto, lo divino, lo trascendental, que nuestros cuerpos son terrestres y que la inmanencia es el pulso de dos animales encontrando otro pálpito semejante en su apasionamiento y sensibilidad. 

Vuelvo a la noche, mis amigos sentados en el muelle viendo la ciudad repetirse en las aguas y todos preferimos la ciudad más líquida, las luces deformadas en el movimiento: la ciudad nunca es la misma desde que la miramos así, conmovidos con lo que se difumina. Sí, aprendemos a amar lo irregular, sin definiciones de arquitectura y corazón vacío. Y algunos dicen: quiero lanzarme al agua y continuar esta conversación en otra profundidad. Somos un pequeño grupo, pero todo es tan ilusorio como la ciudad repetida en el espejo líquido, y puede que seamos legión o una pobre circunstancia que llegó a ser tan significativa que no dejamos de pensar que todo lo que veíamos en aquella noche tenía que ser proyectado en una pantalla gigante y tener un título en un libro. Se levanta ella, yo decía tantas cosas con los ojos, estaba escribiendo sin papel, amando y haciendo el retrato de todo. Dice que va a dar una vuelta y vuelve, no sé si va a volver y si le va bien con las promesas, no me molestaba su irse sin su regreso, pero, con la fuerza que bien me templaba le dije: si te vas y no te vienes, por favor. Yo, ya sin ella, sabía que ninguno de aquellos con quien ella se fue le daría razones para no regresar y elegir otro lugar mejor que ese. Tan líquida era la noche que no había otro lugar posible, todo lo que parecía sólido buscaba disolverse en ese instante. Nosotros fuimos la extravagancia del amor a lo absurdo. Nadie se vino porque nadie se fue, allí estuvo todo el amor posible que nos teníamos, algunos secretos evidentes, algunos instantes de ceguera, pérdida de la visión concreta, pudimos a ver dicho algo para inmortalizar pero eso sería reducir lo que ocurría, nadie tiene pájaros para cantar como ellos, la gente no sabe confundirse, compran jaulas.

25 de marzo de 2013

Historia del error de las revoluciones


Había una vez una boca... Gritó: -¿Dónde están los oídos?
El grito no tuvo eco y la historia no continuó.


Había una vez una boca... Gritó con pasión: -¿Dónde están los oídos?
El grito no tuvo eco y la historia no continuó.

Pero, un día la oreja preguntó: ¿Cuándo vamos a susurrar con pasión? 

14 de marzo de 2013

Barro de fuego

¿Es el hombre pálpito y frontera, límite y resplandor, lámpara y ceguera, solitario campesino que cultiva sueños celosamente?

¿Qué es el hombre? Me pregunto desde mis huesos, desde un margen que balbucea porque ya se reconoce fuera del centro, pues, el centro no existe pero hay nostalgia de amparo, de morada. Acaso, la nostalgia insiste en hacer real el centro precisamente por su imposible lugar. Lo que no existe se hace real en el deseo, en la nostalgia de algo que falta lo hacemos presente. Un poema, por ejemplo, tal vez nunca reemplace un árbol pero sí puede reemplazar su ausencia. Desde las ausencias, desde la soledad, emerge el canto, el poema, no para reemplazar lo que falta sino para consolar la sensación de vacío. Para algunos, este juego frente a la ausencia, este rayar el vacío, es inventar un paisaje donde morar, donde sentirse como en casa, como en un patio sereno donde el ser puede sosegarse. No es preciso responderse a uno mismo con simples juegos o lúdicas del lenguaje, la sensualidad humana y su sensación espiritual es mucho más amplia siempre, es decir, más allá de la dialéctica de todos los modos de respuestas que han emergido en cada momento histórico (y no histórico) de la humanidad hay algo que parece no estar completo. Existe un ser que, identificado desde la voz de Rojas Herazo, no ha logrado arribar el límite de lo perdido.

No se debe reducir al hombre a la condición de nómada que extraña su morada, pues, del extravío se puede hacer un hogar. Es decir, en Rojas Herazo, el hombre en su soledad puede cantar, puede reconocer sagrados sus pasos, su carne, su olfato, su llaga, sus nostalgias. El hombre puede tener un recuerdo de que alguna vez fue un animal de alas, un animal celestial. El hombre no es solo aquel animal que se siente abandonado, sino un animal sagrado que debe hacer memoria de sí mismo, debe sacudir el polvo del olvido y mirarse el cuerpo, reconocerse, más allá de la nostalgia.

8 de febrero de 2013

Autorretrato sin pincel

Y soy este animal pálido, a veces me traiciona la razón, no el instinto. Hago como hombre, palabreo, miento, intento ser coherente ordenando mis carencias. Soy impuro y no tengo glorias, sólo nacimientos. Vine a este mundo a escuchar Jazz, a tomar vino y a dar abrazos. Con el camino he aprendido a dudar, mover los pies para que el espíritu encuentre templanza. Tengo sueños no promesas. Amo y reacciono, vine a arder breve, a irme de todas partes, a no llegar nunca y a encontrarme en todo lugar. Tengo la misma edad siempre: un día. Creo en lo que no se puede nombrar, en lo divino que no es manso, en lo hermoso que se revela, en el sentir con el cuerpo, en tocar para hacer memoria. Voy a irme entre los días, en un momento de secreto, con muchos conocidos y suficientes amantes, con millones de historias, como esta, como muchas, me iré con músicas a otra parte donde los corazones no tengan los oídos sordos.

24 de noviembre de 2012

Algo pasa en la habitación

Una línea que cruza por la superficie de la pared casi proponiendo un destino para la conciencia, donde me voy con la mirada aumentando el delirio, me encuentro con elocuentes voces que me deletrean el irregular ritmo de las cosas. Aprendí, con una nerviosa curiosidad, que las cosas se cansan de sí mismas porque la pared nunca estuvo allí, no por eso es menos real la línea, más la línea viene a marcar la única diferencia entre la soledad y la música. Es decir, para no oscurecer mi descripción, la pared viene haciendo resonancia de un ritmo que me viene desde adentro, y la va abriendo porque no soporta la violenta vibración de mis órganos, la alucinante rabia de la guitarra, el golpe urgente de los tambores. He perdido mi cuerpo por un rato...

26 de junio de 2012

Lo Infinito

Había una vez dos números que querían conocer la armonía. El uno separado y el otro en soledad, impares por el mundo, buscándose, rayando las páginas geométricas de lo cotidiano. Y cuando, por azar sin medida, los dos números se hallaron, poco a poco se contaron las horas pasadas, se calcularon las formas, se dividieron, se separaron para repetir el encuentro, derramaron las tintas de la memoria hasta reconocerse. Si, eran exactamente imperfectos para ser precisos, se miraron las incógnitas y se hallaron las más tiernas formas de la armonía. Estaban juntos mientras se buscaban sin encontrarse.