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5 de enero de 2015

Los Días de la Caída

Están construyendo un puente y a uno de los obreros colgantes se le va una paloma de las que sostenían la cuerda para las maromas de la altísima construcción, el hilo se rompe porque pesa más el puente que la misma tierra. Entonces, obrero al aire sin pensar, cuerpo no habituado a elevarse tan lejos del cemento sin más... paloma suelta que ya no hace puentes, va lejos y la mirada que la buscaba hacia los cielos se resignó y se demoró millones de días para volver a abrir la boca con palabra. El cielo va sucediendo en la paloma y sigue, no hay puentes, en algunas estaciones de nubes imágenes congeladas por los tiempos de los monos sin plumas, se hacían como una variedad de ventanas y en cada nube emergía la imagen, sucedían así en cada recuadro: un dios en una habitación de espejos, unas flores de plástico llorando por la sed, un pez de espinas negras derritiéndose al sol, un perro cantando como un niño la canción de los que ya dejaron su silla y se fueron para donde no sabemos.
Suenan las trompetas y se derriten enseguida, llueven todos los versículos y el relato abandonado, no pudo ser como en los libros, pero el mono sin plumas quería tener esa certidumbre,que el final fuese así pero como el final no llegaba se inventaron el puente para llegar hasta arriba, y la paloma que se fue rompió los hilos con que se tejía la osada construcción y en inevitable caída del primer obrero a continuación todos los obreros y el puente, se dividieron en regiones del sol y de la luna, ninguno cayó al lado del otro.

*Los Días de la Caída, Ricardo Barrios T. / Relatos y latos.

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