En El Museo

En aquel cuadro fue pintada una puerta. Desde mi llegada, al momento de verla, me inquieta la figura. Algunos la observan con detalle y precisan elementos de la técnica artística empleada en la configuración de aquella puerta. Las dimensiones de la posmodernidad comprometen a una gran flexibilidad en las consideraciones artísticas, en la medida en que, en un performance, aquella puerta en su uso más común sería una manifestación pura entre el hombre y la puerta, en aquel ejercicio de todos los tiempos de acceder a un lugar y hallar algo, una dinámica que en aquel caso sería conceptualizada a partir de los artificios de la posmodernidad. Ahora, podría esperar algo de esta puerta que me invita extrañamente a borrarla. Me persigue una leve angustia, sin embargo la sigo mirando y casi nadie está ahora conmigo. Los otros quizá no adviertan que es peligroso, que no hay retorno, pero continúo haciéndolo. Todos extraños para mí. Yo sólo venía por unas pinceladas de Bacón. Ahora en la entrada ligeramente observo a todos atender la pintura donde está la puerta. Nadie se comprende en estos espacios. En realidad, desde el instante en que las puertas se abren todos somos invitados, incluso aquel que borró la salida.