Débil mirada sobre el fuego de las cosas. Hombre pálido y agudo sobre los bordes de la ilusión, mi mundo se desvanece en calidad de penumbra. Tantas ausencias no caben en mi mano. Quizás la condición del hombre sea poseer nada, todo se escapa con fría fugacidad. A pesar de todo, ya es demasiado ser sueño y frontera. Sólo podre decir lo próximo, no serán mis fauces las que dictarán la historia de los perdidos. Iré conmigo sin certezas, sin vínculos con la verdad. Nada será posible en mi palabra, la letra que diariamente ofrezco sólo puede negación y pérdida.
Soy la única libertad posible, el fracasado y paciente mortal que busca acertar. Tal vez no sea más que un camino al centro puro de la soledad, en mí están las coordenadas hacia lo incierto.
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